Abelardo Enrique Zambrano Sánchez

Abelardo Enrique Zambrano Sánchez

Publications Manager Job City

Especialista Gerencia Logística, Comunicador Social, Administrador de empresas.

“El conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece, constituye la piedra angular de la inteligencia emocional”.  – Daniel Goleman –

Si consideramos detenidamente en la trascendencia de nuestras emociones en nuestra vida diaria, rápidamente nos daremos cuenta de que nuestras emociones tienen un impacto significativo en nuestra vida, aunque no nos demos cuenta.

Cuando hablamos de inteligencia emocional (IE), nos referimos a la habilidad de entender, usar y administrar nuestras propias emociones; a la habilidad de reconocer, regular y comprender las emociones, tanto en uno mismo como en los demás. Así como la habilidad de comunicarse, empatizar con otras personas, superar desafíos y reducir los conflictos.

Un nivel alto de inteligencia emocional nos permite forjar relaciones sanas y equilibradas dentro del núcleo familiar, en la escuela y en el trabajo. Te ayuda a conectarte con otras personas, forjar relaciones empáticas, comunicarte de manera efectiva, resolver conflictos y expresar tus sentimientos. Además, es la herramienta fundamental de la autocrítica positiva, un recurso muy útil para aproximarnos sin juicio a nuestras propias cualidades y áreas de oportunidad con un propósito de mejora.

Por lo tanto, la Inteligencia Emocional es un constructo que nos permite comprender de qué manera podemos influir de manera adaptativa e inteligente tanto sobre nuestras emociones como la forma que interpretamos los estados emocionales de los demás. Este aspecto de la dimensión psicológica humana tiene un papel fundamental tanto en nuestra manera de socializar como en las estrategias de adaptación a nuestro entorno.

Las habilidades académicas y la experiencia profesional nos habilitan para desempeñar un trabajo específico. La inteligencia emocional toma en cuenta las medidas para conocer más sobre nuestra salud mental y física, así como la de otras personas, lo que nos permite hacer ese trabajo de forma más eficiente y alcanzando mejores niveles de rendimiento.

La capacidad de motivarnos a nosotros mismos, perseverar en el esfuerzo a pesar de las posibles frustraciones, controlar los impulsos, diferenciar las gratificaciones, regular nuestros propios estados de ánimo y la capacidad de empatizar y confiar en los demás son características de la inteligencia emocional.

La inteligencia emocional se divide en dos categorías básicas:

Inteligencia interpersonal. Implica entender y comprender las emociones de los demás y tener la habilidad de reaccionar acorde con las emociones de los demás.

Inteligencia intrapersonal. Implica entender y comprender las propias emociones, de tenerlas en cuenta al momento de tomar decisiones y ser capaz de regular las emociones según las circunstancias.

Los cinco pilares fundamentales de la inteligencia emocional

El principal divulgador de la Inteligencia Emocional, el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, señala que los principales componentes que integran la Inteligencia Emocional, estos elementos fueron mencionados por primera vez por el autor en 1995.

1. Autoconocimiento emocional (o autoconciencia emocional)

Se refiere al conocimiento de nuestros propios emociones y sentimientos cómo nos afectan. Es importante comprender la manera en que nuestro estado anímico afecta a nuestro comportamiento, así como nuestras capacidades y cuáles son nuestros puntos débiles. Muchas personas sorprenden de lo poco que se conocen.

La autoconciencia es la etapa de donde parte toda la estructura de la inteligencia emocional; se trata de la habilidad de reconocer y comprender cómo nuestras propias emociones y cómo estas afectan a otros. Es el primer paso para generar una introspección de autoevaluación para identificar aspectos de conducta o emoción en nuestro perfil psicológico que serían cambios positivos, ya sea para estar más en paz con nosotros mismos o para adaptarnos a situación específica. La autoconciencia también cubre la necesidad de reconocer nuestras motivaciones y nuestras fuentes de realización. Consiste en la capacidad de reconocer los sentimientos que uno alberga y cómo estos pueden afectar sus acciones. La confianza y la conciencia emocional son vitales para su desarrollo.

2. Autocontrol emocional (o autorregulación)

Los líderes altamente autocontrolados son capaces de detenerse y analizar sus sentimientos antes de actuar impulsivamente. El autocontrol emocional nos permite reflexionar y dominar nuestros sentimientos o emociones, para no dejarnos llevar ciegamente por ellos. Consiste en saber detectar las dinámicas emocionales ciegamente, saber cuáles son efímeras y cuáles son permanentes, así como saber qué aspectos de una emoción podemos aprovechar y de qué manera podemos relacionarnos con el entorno para restarle poder a otra que nos daña más de lo que nos beneficia. Controlar la duración de nuestras emociones y cuánto influyen estas en nuestras decisiones es vital para este tipo de inteligencia emocional.

Una emoción por sí sola no es algo negativo; lo que pudiera ser disruptivo o detrimental es un mal manejo de la emoción. Para evitar esto existe la autorregulación. Esta se centra en el desarrollo de la capacidad para manejar sentimientos adversos y adaptarse a cambios. La resolución de conflictos, la rapidez de reacción y la gestión de responsabilidades o liderazgo son buenas habilidades para las personas que dominan la autorregulación.

3. Automotivación

Es una componente clave para alcanzar nuestras metas. La inteligencia emocional nos da las herramientas para automotivarnos, con un enfoque a la realización y satisfacción personal, moviendo a un segundo plano la necesidad de reconocimiento o recompensa externa. Bajo este contexto, el compromiso que se asume por y para uno mismo es más fuerte que el que depende de las reacciones y perspectivas de otras personas. Enfocar las emociones hacia objetivos y metas nos ayuda a mantenernos motivados y enfocar nuestra atención en las metas en lugar de los obstáculos. En este factor es imprescindible tener cierto grado de optimismo e iniciativa, por lo que debemos valorar ser proactivos y actuar con determinación y positividad ante situaciones imprevistas.

Podemos dejar atrás aquellos obstáculos que solo se fundamentan en la costumbre o el miedo injustificado a lo que puede pasar, gracias a la capacidad de motivarnos a nosotros mismos para llegar a las metas que racionalmente sabemos que nos benefician. Se caracteriza a las personas emocionalmente inteligentes por sacar la voluntad y la fuerza necesarias para alcanzar sus objetivos. El optimismo es un requisito imprescindible para alcanzar metas.

4. Reconocimiento de emociones en los demás (o empatía)

La empatía es la capacidad de reconocer y comprender las emociones de otras personas y considerar estas emociones antes de continuar una interacción. Esta nos ayuda a comprender las dinámicas que afectan las relaciones que gestionamos en la esfera familiar, escolar y profesional.

Las relaciones interpersonales se fundamentan en la correcta interpretación de las señales que los demás expresan de forma inconsciente, y que a menudo emiten de forma no verbal. La identificación de las emociones y sentimientos de los demás, que pueden manifestarse a través de signos no lingüísticos (como un gesto, una reacción fisiológica o un tic), puede ayudarnos a establecer vínculos más estrechos y duraderos con las personas con las que nos relacionamos.

La empatía debe trabajar de la mano con un autoconcepto sólido, bien construido y positivo para que cumpla su propósito de relacionarnos mejor. El autoconcepto es a grandes rasgos la imagen que tenemos de nosotros mismos. Una percepción individual, generada por la autoconciencia, de nuestras capacidades, particularidades y otros aspectos, que nos hace la persona que somos.

5. Las Relaciones interpersonales (o habilidades sociales)

Las habilidades sociales son la última pieza del rompecabezas, se componen de los mecanismos necesarios para entender las emociones de otros, establecer una distancia entre estas y las nuestras al mismo tiempo que construimos un canal de comunicación para conectar con la gente con la que interactuamos. En el ejercicio de estas facultades se obtienen habilidades como la escucha activa y la comunicación asertiva verbal y no verbal. Una buena relación con los demás es una fuente imprescindible para nuestra felicidad personal e incluso, en muchos casos, para un buen desempeño laboral. Una de las claves para lograr esto es aprender a tratar y comunicarse con aquellas personas que nos resultan simpáticas o cercanas, así como con aquellas que no nos transmiten una vibración muy positiva.

Inteligencia emocional corporativa

La inteligencia emocional laboral es esencial para establecer relaciones positivas y efectivas con los demás, fomentar un clima laboral saludable, mejorar la comunicación, aumentar la motivación y el compromiso, y logra un mayor rendimiento y productividad en el ámbito profesional. Es tan importante como lo racional para el éxito en la vida profesional. Para el éxito en la vida profesional, es tan crucial como la racionalidad. Las competencias emocionales son esenciales para las labores en equipo porque determinan cómo una persona se relaciona con sus colegas y compañeros de trabajo.

Dado que un buen manejo de emociones y sentimientos negativos mejora el desempeño, la inteligencia emocional también es fundamental para procesar la frustración y el estrés.

Reflexiones finales.

La inteligencia emocional es en esencia un pilar del bienestar, ya que te permite reconocer, controlar y manejar las emociones propias y de los demás, facilitando tu capacidad para tomar decisiones, formar relaciones, resolver problemas y acrecentando los niveles de bienestar. Occidente ha dado una gran importancia al desarrollo intelectual, lo cual no ha sido negativo, ya que actualmente debemos dar más importancia al desarrollo de la inteligencia emocional para que sea el complemento esencial para el proceso de razonamiento. ¿Habías escuchado antes sobre inteligencia emocional? ¿La has aplicado en clase o en tu lugar de trabajo? ¿Crees que tienes las habilidades necesarias para interpretar las comunicaciones en la era moderna? Cuéntanos en los comentarios