Giovanni Rosanía Mendoza

Giovanni Rosanía Mendoza

Escritor y columnista.

La actual situación de salud pública que vive el mundo ha permitido que la sociedad descubra quizás lo que antes no había percibido. Una premisa que deja esta pandemia es que hasta ahora no se conoce con certeza la causa que produjo la situación sanitaria. Algo extremo que también se advierte, con certeza, es que no se conoce hasta estas calendas la solución al problema sanitario.

En medio de que tampoco podemos determinar todas las consecuencias definitivas que dejará la crisis, sí comienzan a vislumbrarse sus consecuencias parciales así como sus enseñanzas. Estos dos relevantes intermedios que no tienen carácter definitivo, como la causa y la solución, no son estáticos sino que se mantienen en constante dinámica. De esta manera, un aspecto que aparece en esta dinámica que se diagnostica es el descubrimiento del sentido del bienestar.

La sociedad se venía desenvolviendo en extremos en cuanto a lo que significa el bienestar. Algunos seres humanos suelen apreciar exclusivamente el bienestar en el terreno de lo material. Otros, también se mantienen en otro extremo, el de lo exclusivamente emocional, intelectual y espiritual.

Sin ánimo de pretender hacer algún ejercicio intelectual filosófico que corresponde a los expertos, en ocasiones en la sociedad se aprecia un vivir epicúreo y un vivir estoico, y hasta un sentimiento de escepticismo, lo que igualmente configura extremos.

Advertidos de los extremos planteados, algún sector de la sociedad ha limitado la solución del bienestar al concepto del equilibrio. La comunidad en el desarrollo de su cotidianidad ha reducido la idea del equilibro en busca del bienestar a compartir el esfuerzo o las aflicciones con lo que produce relajamiento o descanso. Así, el esfuerzo del trabajo se pretende compensar con el ejercicio en los parques, en los gimnasios, con el refresco que proporciona el agua, sea un mar, un río, una cascada, unos termales, o una piscina. Otro grupo compensa el esfuerzo o la aflicción con el yoga, la meditación, la respiración, o simplemente con el sueño, y puede existir otro conglomerado, los que encuentran el bienestar en la tecnología, y así, se relacionan demás grupos y alternativas de bienestar.

Hay que hacer claridad que estas alternativas que implementa la sociedad para compensar el esfuerzo y la aflicción en efecto sí ayudan, sin embargo, salvo mejor concepto, al parecer la sociedad no ha hallado el sentido del bienestar, a veces limitándose este con una frase que si bien
contiene elementos a tener en cuenta y que son válidos, cuerpo sano y mente sana, no responde de forma completa o satisfactoria. Finalmente, el sentido del bienestar ha quedado en lo accesorio, o en otras ocasiones se ha confundido con los conceptos de dignidad humana y derechos
fundamentales que bien han desarrollado verbigracia la psicología, la sociología, la filosofía, los adelantos de la medicina y demás adelantos científicos y la ciencia jurídica.

La palabra, el término o el concepto de integridad se ha ubicado regularmente en el espacio de lo ético o lo moral, no obstante el mismo vocablo proviene de otro que es integer, a su vez integer significa entero, total o completo. Este aspecto etimológico podría plantear al ser humano si efectivamente es íntegro. Resulta evidente que el ser humano por más adelantado, aventajado, hábil
o inteligente que sea, en el terreno en donde se desempeña nunca va a ser perfecto. Ante la denotación de la integridad como lo completo, se podría marcar un derrotero con mejor configuración hacia el sentido del bienestar: una proyección del ser humano hacia la completitud.

¿Cómo se explica esto que suena a un juego de palabras o a un jeroglífico?

Algo que podría contribuir a ubicar la respuesta al interrogante expuesto son las enseñanzas que día a día permite la crisis de salud, aun reconociendo que es densa, farragosa, agobiante. En efecto, el confinamiento ha descubierto faltantes que han impedido el carácter integer. Las familias han constatado que el diálogo y la convivencia deben subir de nivel, que por ejemplo, el café que se disfruta en un sitio público al aire libre, también se puede consumir charlando en la casa entre todos.

La sociedad ha descubierto las ausencias en el dominio, la paciencia y la templanza en el carácter, ha entendido que la esperanza existe, que la solidaridad puede morigerar la carencia, que las limitaciones reales pueden ser atendidas a través de la creatividad.

Devolviéndonos a nuestro título, comprender con sabiduría el concepto de lo que es integer permite reconocer de mejor forma el sentido del bienestar, de esta manera el ser humano tiene la oportunidad de hallar la claridad y advertir lo que aún falta por completar a sus estados de salud
física, mental, intelectual, emocional y espiritual.