Giovanni Rosanía Mendoza
Escritor y columnista.
La sociedad en nuestros tiempos imprime a sus componentes un impulso a dirigirse al norte. El norte que vislumbra esta sociedad contemporánea se refiere al éxito. En este sentido al escenario social se presentan diversas fórmulas que pretenden asegurarle a la persona la satisfacción a todas sus necesidades. Las fórmulas incluyen diversos objetivos: para alcanzar la salud física, la plenitud emocional, y en general, constituyen las recetas que cada inventor propone a fin de obtener los recursos de cada requerimiento material.
De lo anotado se advierte que la tendencia o lo que impele la sociedad al individuo es que este se dirija hacia al frente exclusivamente. Esta visualización nos permite en consecuencia apreciar que la sociedad fija como destino lo inmediato, de manera que las personas no están interesadas en observar lo sucedido, lo que han dejado o lo que han configurado. No se percibe qué está quedando atrás o a cada lado. La sociedad olvida que no solo existe el norte, sino que son cuatro los puntos cardinales.
Ante el diagnóstico plasmado, surge otra conclusión: nos hallamos frente a una sociedad polarizada. El polo visualizado que nos acompaña actualmente es el objetivo de la obtención, esta obtención puede referirse a aspectos materiales e inmateriales. Otro resultado puede conseguirse de esta segunda conclusión, la sociedad polarizada, que a su vez, como se anotó viene del primer diagnóstico, es decir, la indicación de ir exclusivamente al frente, de forma que se trata de una sociedad eminentemente cuantitativa, que se olvidó, de manera consciente o inconsciente, del aspecto cualitativo.
La tendencia de la sociedad de ir al frente, que la visualiza como polarizada y enfocada únicamente hacia lo cuantitativo, nos permite observar un conglomerado que no se detiene. Estamos ante la sociedad del semáforo en verde, que además no le interesa tener en cuenta el semáforo en rojo. Definitivamente estamos frente a la receta cómo hacer y hacer y cómo agregar y agregar. Este ejercicio informa de un desplazamiento cuantitativo. La inferencia entonces es que el semáforo en verde esta ligado hacia lo cuantitativo y el semáforo en rojo se halla conectado hacia lo cualitativo.
Continuando hacia un camino más específico, se presentan unos claros vectores: semáforo en verde, relacionado con lo cuantitativo, igual ausencia de reflexión, detenimiento y análisis; semáforo en rojo, vinculado con lo cualitativo, igual presencia de reflexión, detenimiento y análisis. Como se puede apreciar, se trata de dos continentes distintos y con contenidos a su vez diferentes. Sí, son dos extremos. Son dos posiciones, nos encontramos ante dos visiones: el ser humano con tendencia solo a lo externo y el ser humano que avizora lo externo y lo interno.
La idea del párrafo anterior nos dirige a acercarnos más al título escogido. Sí, es un asunto de sentido de la orientación. De conocer qué hemos recorrido, cómo ha sido el trayecto, en dónde nos hallamos y hacia dónde debemos dirigirnos. La divinidad y la naturaleza previeron la existencia de cuatro puntos cardinales: norte, sur, este y oeste. Esto nos sumerge en otra situación: nos encontramos frente a diversas posibilidades. En general podemos decir que cada punto cardinal tiene su hallazgo. Estamos ante cuatro situaciones básicas. ¿Por qué entonces tener exclusivamente en cuenta el norte y no observar los demás puntos cardinales?
¿Cómo pudiéramos identificar los cuatro puntos cardinales en nuestro ejercicio práctico de vivir? El norte es lo que viene, lo que puede ser, lo que está adelante, el futuro. El sur es el pasado, lo acontecido, lo vivido, lo experimentado. El este y el oeste representan las trasversales, las circunstancias, los recursos, los elementos, las dotaciones, de manera sencilla, el este y el oeste son dos costados, son las inclinaciones.
La naturaleza ha dispuesto que los cuatro puntos cardinales funcionen de manera articulada, por lo cual puede asegurarse el equilibrio. Los cuatro puntos cardinales regularmente nos deben conducir a la ubicación adecuada producto de un mejor desplazamiento que a su vez nos ayuda a llegar de manera tranquila. La brújula tiene en cuenta los cuatro puntos cardinales. Es preciso en consecuencia señalar que la brújula es una herramienta. Entonces, de lo que está necesitado el ser humano no es de la inmediatez, sino, que principalmente requiere de herramientas que le permitan una adecuada orientación, toda vez que con esta logrará un desplazamiento con mejor calidad y con posibilidades de un arribo tranquilo.