Giovanni Rosanía Mendoza

Giovanni Rosanía Mendoza

Escritor y columnista.

Abogado especializado en derecho constitucional, columnista del portal de noticias Canal Tropical, Fue editorialista del periódico cristiano Buenas Nuevas en la ciudad de Barranquilla. Ha participado como articulista en el periódico jurídico Argumentos, de Editorial Ibáñez, y es autor de textos jurídicos en las areas penal y constitucional.

Para ensayar sobre la resiliencia podríamos en primer orden iniciar un ejercicio que nos condujera a desglosar, a tratar con lo metodológico, de esta manera alcanzaríamos a hallar los orígenes del vocablo desde su estructuración o desde los acontecimientos que lo configuran y en consecuencia lo titulan. En este sentido conseguiríamos averiguar sobre prefijos y sufijos, elementos gramaticales que ayudan a comprender el significado de una palabra. Asimismo, en la misma dirección, es decir, atendiendo el objetivo de lograr un comienzo, podemos encontrarnos, si así lo disponemos, con relevantes históricos, culturales o de otra naturaleza, que en todo caso propician alguna conformación.

Pues bien, con la resiliencia también nos enfrentaríamos a descripciones sobre causalidad o procedencia, sin embargo, como lo anunciamos, no adelantaremos alguna intención de procesos o sistematizaciones, no obstante, es evidente que la resiliencia tiene su “re”. Sí, ahí está al frente el prefijo que nos anuncia un “volver a”.

Haciendo un paréntesis, en nuestro presente la resiliencia está vista como una capacidad de adaptarse ante la adversidad o a una situación que no se espera. Si este presente que hoy en día se conoce ampliamente lo articulamos con el “volver a” derivado del prefijo re anotado concluimos que la resiliencia siempre habría estado con el hombre dado que la adversidad se ha presentado desde el comienzo de la humanidad por eso también desde los primeros tiempos el ser humano ha tenido que levantarse o adaptarse a la nueva situación.

La adaptación a lo adverso presentada en la teoría del apego en el siglo veinte por el psiquiatra John Bowlby se tiene como el comienzo del uso del término resiliencia. Bowlby examina su experiencia, especialmente en su niñez, etapa en la que se presentan hechos que no son deseables como la ausencia de su padre y el alejamiento de su casa de la cuidadora que le trasmitía estabilidad y protección. Lo que descubre la teoría del apego es que lo arraigado y fijado como seguro se convierten en elementos para contrarrestar la situación difícil.

El psiquiatra francés Boris Cyrulnik es el que más hace notar en nuestros tiempos el concepto de resiliencia, inclusive se le ha llamado el padre de la resiliencia, especialmente a través de su texto “Los patitos feos” en el que se presenta la noción de resiliencia como un renacer ante  situaciones muy difíciles. Como le ocurrió a Bowlby, Cyrulnik también usa su propia experiencia adversa, sus padres son llevados a un campo de concentración y mueren durante la Segunda Guerra Mundial, de manera que sufre las consecuencias de este hecho, el abandono y la soledad, sin embargo, a pesar de su orfandad se logra convertir en una celebridad de la medicina.

Antes de Cyrulnik, la psicóloga Emmy Werner estudia la resiliencia y produce su libro “Vulnerables pero invencibles. Un estudio longitudinal de niños y jóvenes resilientes” y después de Cyrulnik el ecólogo Crawford Stanley Holling utiliza la resiliencia para enseñar que el ecosistema también se recupera y se armoniza. Otros, como el médico Michael Rutter, quien asocia el concepto de resiliencia a las ciencias sociales, trabajan con este concepto, de forma que se puede señalar que la resiliencia es asunto de estudio, lo que a su vez indica su realidad y su vinculación en la cotidianidad del hombre.

Retomando el “volver a “ que apreciamos en el re de la resiliencia, para recobrar el anterior estado de armonía y equilibrio hay que partir de lo que es seguro, algo que nos permite ubicar que para que ocurra la resiliencia se necesitan unas dotaciones estructurales y sólidas con las cuales a través de lo sincrónico y diacrónico, es decir del paso del tiempo y del análisis y aprovechamiento de situaciones externas, se puede recobrar lo afectado. Así, necesitamos de unos elementos previos como la templanza, el dominio, la fe, la creatividad, la flexibilidad, la adaptación, pues en todo caso la resiliencia conlleva un proceso, por lo que no se puede mirar como una fórmula, empero se puede afirmar que es posible y necesaria.

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