Jennifer Espinosa

Jennifer Espinosa

Redactora Blog

Especialista en Gestión de Personas en entornos organizacionales

Empoderamiento es una palabra que está de moda, junto con resiliencia, trasformación y autogestión. En el área profesional, comúnmente encontramos referencias al papel del líder en el empoderamiento de equipos para llevar su desarrollo, alcance y resultados al próximo nivel. También es frecuente otorgarle el sentido de entrega de un poder, habilidad o competencia a una persona o personas que no lo tenían.

Sin embargo, en realidad el empoderamiento se refiere a la adquisición de poder e independencia. Es decir, nadie te entrega nada, tú lo adquieres, lo tomas, lo haces propio. Entendido desde esta óptica, el líder debe proveer ciertas condiciones para que los miembros del equipo puedan tomar ese poder, esa competencia e incorporarla a su lista de capacidades. Y justamente en ese sentido, vamos a compartir sobre el empoderamiento profesional en el artículo de hoy.

Ya sabemos que estamos viviendo una situación de excepción, que nos ha llevado algunos al límite de la inquietud y parálisis y a otros al límite de la reinvención y movimiento. Ambas cosas son válidas, posibles y muy humanas. En éste artículo pretendo explorar un poco cómo (independientemente de tu situación actual) puedes empoderarte para desarrollarte y mejorar tu posición profesional (conseguir empleo, mejorar el que tienes, entrar en ese proyecto que te interesa…).

Empecemos por decir que el primer paso para el empoderamiento es reconocer cuando no lo tienes. Es decir, cuando no te sientes dueño de una habilidad, de un proceso o una tarea. Esto significa que tal vez no tengas el conocimiento técnico que sabes se requiere para la ejecución o que sientas que te falta experiencia o que cuentes con ambas (conocimiento y dominio), pero tú mismo, en el fondo no te lo creas, es decir que no sientas confianza en tu capacidad para ejecutar la tarea o usar tu habilidad en determinado contexto. Déjame explicártelo con un ejemplo sencillo.

Aprendí conducir ya siendo una adulta de más de 30 años. Una querida amiga me enseñó todo lo que había que saber: el uso de los pedales, la luz de cruce, el cinturón de seguridad, el tipo de gasolina para el carro, cómo adelantar a otro vehículo… en fin todo lo básico y necesario. Ahí adquirí todo el conocimiento necesario para “operar” el vehículo y algo de habilidad. Luego, empecé a usar el carro para ir al trabajo, mi papá me acompañó como copiloto varias veces hasta que tuve la confianza mínima necesaria para irme sola y llevarme el carro todos los días. Luego ya tuve más confianza y empecé a utilizar el carro para salir a pasear sin rumbo definido. En ese punto, ya tenía la experiencia y la confianza en mí misma para pasear de forma independiente. Sin embargo, no tomaba vías rápidas ni autopistas porque no sentía confianza en mi capacidad de manejar situaciones de velocidad o complejas al manejar. Al cabo de unos meses, ya utilizaba el carro para ir a cualquier punto de a ciudad, no importaba tomar autopista, vía rápida, subida, pasar por el congestionado centro de la ciudad. Nada me detenía ni me daba miedo: estaba empoderada. Sabía que sabía y confiaba en que sabía y podía.

Ahora estoy en otro momento. No tengo carro hace un par de años y por lo tanto no he manejado hace rato ya. Entonces, para volver a empoderarme al manejar, tendré que volver a practicar y recordar viejas habilidades, hasta que de nuevo me sienta segura. La diferencia ahora es que ese proceso será mucho más rápido que cuando aprendí por primera vez.

Entonces, precisemos algunas cosas sobre el empoderamiento:

  1. Requiere conocimiento: necesitas conocer el aspecto teórico y duro de la función o competencia de la que te vas a empoderar. Por lo tanto, lo primero es estudiar para adquirir competencia. Esto puedes hacerlo mediante estudios académicos tradicionales o formación para el trabajo (diplomados, cursos…), puedes hacerlo a través de entrenamiento en el trabajo, también observando a compañeros más experimentados, leyendo, viendo videos, charlas especializadas.
  2. Exige el desarrollo de habilidad: necesitas practicar el uso de ese conocimiento que acabas de adquirir. En las etapas tempranas de formación, este el objetivo de las pasantías profesionales. Pero también puedes hacerlo en el trabajo bajo la supervisión o con el acompañamiento de un colega experto.
  3. Implica el reconocimiento propio de la habilidad y el conocimiento: para avanzar en la adquisición de tu empoderamiento, debes reconocer tu grado de desarrollo de la habilidad. Es decir, darte cuenta de lo que eres capaz de hacer, aun cuando sientas que quieres sumar experiencia.
  4. Se alcanza solo mediante la autoconfianza: en este punto, te das cuenta de que sabes, tienes experiencia y además confías en tu capacidad para lograr el objetivo con éxito. Es decir: sabes que sabes y confías en lo que puedes hacer.

También es importante notar que toda habilidad que no usas, se pierde; lo cual implica que el empoderamiento también puede decaer. Por eso es importante que constantemente hagas uso de tus habilidades y las sigas mejorando.

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿cómo mantener mi empoderamiento si estoy buscando empleo? ¿Es posible hacerlo?

Sí, es posible mantener tu empoderamiento cuando estás cesante por cualquier razón. La manera de lograrlo es transitar los 4 pasos que te he descrito más arriba. Así que sigue estudiando, leyendo y adquiriendo más conocimiento sobre tu área de experticia. Practica tus habilidades, las que puedas. Reconoce tus avances y finalmente, siente confianza en ti.

Este último punto es especialmente importante para encontrar un nuevo empleo, los reclutadores están buscando profesionales capaces, que sientan confianza en sí mismos y sean capaces de asumir retos desde la seguridad en sus propias capacidades.

Entonces, ya sabes cómo empoderarte, ¡sé el director de tu propia melodía y ve a brillar con luz propia!

Nos vemos en el próximo artículo.